miércoles, 9 de marzo de 2011

el subjetivismo !!!

EL SUBJETIVISMO

Subjetivismo es: "Toda teoría del conocimiento donde el carácter de verdad se hace dependiente en una forma o, en otra, de la constitución del sujeto que conoce [...] Toda teoría que pueda afirmar que lo que es verdad para un sujeto puede no serlo para otro."
El subjetivismo en general es la reducción de toda verdad y moralidad a la individualidad psíquica del sujeto particular, siempre variable e imposible de trascender, sin posibilidad alguna de validez de una verdad absoluta universal. El subjetivismo limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga.
El relativismo, se asemeja mucho al escepticismo, pues tampoco admite ninguna verdad absoluta, que tenga validez universal: "Pero mientras el subjetivismo hace depender el conocimiento humano de factores que residen en el sujeto cognoscente, el relativismo subraya la dependencia de factores externos. Como tales considera la influencia del medio, del espíritu, del tiempo, la pertenencia a un determinado círculo cultural y los factores determinantes contenidos en él."
Concepto general. Derivado de subjetivo, de lo referente al sujeto (latín subiectum, lo que está debajo), s. significa, etimológicamente, el primado de lo subjetivo, la primacía de lo que se refiere al sujeto. La conexión entre sujeto y s. hace que los diversos sentidos en que puede ser considerado aquél lleven consigo diversos sentidos de lo subjetivo y de lo que puede llamarse s., en paralelo con lo que ocurre con objeto (v.) y objetivismo (v.). Dejando de lado el sujeto lógico (v. SUJETO, I), o sujeto de un juicio, el sujeto real u ontológico puede considerarse entitativamente, como un ente existente, y operativamente, como un ente que actúa o realiza determinadas operaciones. Entitativamente, un sujeto es una sustancia o naturaleza individual, o dicho de otra forma, una esencia sustancial existente; con lo cual lo subjetivo viene a ser lo sustancial; y s. equivaldría en cierto modo a sustancialismo (v. SUBSTANCIA, I, e). Este sentido entitativo es el predominantemente estudiado en la filosofía clásica, desde Platón y Aristóteles, a lo largo de la Antigüedad y Edad Media. Así, el esse subiectivum se contrapone al esse obiectivum; el primero comprende las propiedades de las cosas en sí mismas consideradas, el segundo las propiedades de las cosas en cuanto conocidas o en cuanto objetos de conocimiento (S. Tomás, Sum. Th. 1 q29 a2; Duns Escoto, Opus oxoniense, II, d3 q6 n° 8, y O. super libros Aristoteles De anima -de dudosa autenticidad- 17,14; Ockham, Super quattuor libros sententiarum, I, d2 q8E). Pero si en lugar de considerar al sujeto entitativamente se le considera operativamente, el sujeto es un principio de operaciones; y, en el caso del sujeto racional o persona humana, las operaciones que lo especifican (es decir, que le distinguen de los sujetos no racionales) son las del entendimiento y de la voluntad. Operativamente, entonces, sujeto es el cognoscente y volente; con lo cual lo subjetivo es lo perteneciente al sujeto en este sentido, lo conocido y querido individualmente; y s. equivale a una teoría cognoscitiva y ética que da la primacía a lo conocido y querido individualmente y al individualismo (v.) en general. Este sentido operativo es el más, y a veces el únicamente, estudiado en muchos filósofos modernos, especialmente a partir de A. Baumgarten (1714-62), N. Tetens (17361807) y Kant (v.; 1724-1804). Así el esse objectivum pasa a significar las propiedades de las cosas en sí consideradas; el esse subiectivum las propiedades de las mismas en cuanto conocidas, en cuanto están en el sujeto cognoscente. Y este sentido de lo objetivo y subjetivo es el más generalmente usado, a partir de Kant, en la terminología filosófica, y también en el lenguaje ordinario (v. SUJETO, 3). Por ello, podemos decir que s. significa la primacía de lo que se refiere al sujeto cognoscente, el primado del yo sobre las cosas, sobre los objetos del mundo exterior. Tal es también su significado vulgar en el lenguaje ordinario actual; se dice que es «subjetiva» la actitud del que no juzga y aprecia las cosas y los acontecimientos como son en sí, sino que pretende imponer su modo peculiar de juzgarlas y apreciarlas. Así, el s. viene a ser una forma de escepticismo (v.) y de relativismo (v.), con los mismos o parecidos defectos fundamentales de éstos, aunque tengan raíces a veces algo diferentes. Aunque es difícil dar una definición precisa que abarque todas las formas del s., podemos considerarlo como aquella doctrina que afirma la dependencia funcional de los objetos y de los juicios de valor respecto del sujeto cognoscente. Analizando esta definición, tenemos:1) El subjetivismo es una dependencia funcional; todo s. es, fundamentalmente, una postura gnoseológica (v. GNOSEOLOGÍA); en la relación cognoscitiva sujeto-objeto, cabe acentuar el papel activo de uno u otro; en el primero de los casos, nos encontramos ante el s.; en el segundo, frente al objetivismo (v.). Para el subjetivista, la primacía en el conocimiento correspondería al sujeto, y por ello puede decirse que el conocimiento depende, de modo primordial, de él; en consecuencia, también el objeto, por su menor capacidad activa en el conocimiento, queda dependiente del sujeto. Mas esta dependencia se caracteriza por su funcionalidad; es decir, que el conocimiento obtenido depende, en su estructura y contenido, de la estructura y de los contenidos del sujeto. El sujeto sería, dentro de la función, la variable independiente; el conocimiento del objeto, la variable dependiente; al variar la estructura de la primera, variará la de la segunda. La mente humana en el conocimiento especulativo se comporta como un espejo (speculum); pero, frente a la tesis objetivista, en la que la mente es siempre, universal y necesariamente, como un espejo plano, que fielmente refleja lo real, para el s. el espejo mental sería variable, ya plano, ya cóncavo, ya convexo, de forma que el objeto reflejado, es decir, conocido, depende funcionalmente de la estructura del sujeto. 2) De los objetos; esta dependencia del conocimiento respecto del sujeto puede recaer en la esfera del ser o del valer; en el primer caso estamos ante un s. ontológico, en el que es el ser, ya en su casi plena totalidad -p. ej., en el solipsismo, como se verá más adelante-, ya en un ámbito más restringido, el que se funcionaliza con relación al sujeto cognoscente. 3) O de los juicios de valor; es la segunda de las grandes formas que puede adoptar el s., en la que es el juicio formulado sobre el valor de las cosas el que se hace depender del sujeto que conoce; se trata de un s. de tipo axiológico. 4) Respecto del sujeto cognoscente. La determinación de cuál sea el sujeto en el s. es tarea nada fácil. En primer lugar se ha de distinguir entre el sujeto trascendental y el sujeto empírico (v. SUJETO, 3); en cuanto al primero, sólo muy impropiamente puede considerarse como el sujeto a que se refiere el s.; es más, todas las filosofías basadas en el análisis del sujeto trascendental son un intento de superar el s. y el relativismo que lleva consigo; por ello, en modo alguno puede encuadrarse en dicha doctrina el neokantismo (v. KANTISMO) o la filosofía fenomenológica de Husserl (v.). Únicamente han de considerarse como subjetivistas aquellas concepciones que entienden por sujeto al sujeto humano individual -la forma más rigurosa del s.- o al sujeto humano específico, la especie humana -una manifestación algo más paliada del mismo-. 2. Tipos de subjetivismo. Puede distinguirse entre un subjetivismo ontológico, íntimamente ligado al idealismo, en el que la función subjetivizadora del sujeto se enfoca hacia la misma estructura del ser real; un subjetivismo lógico, referente a la estructura de las leyes reguladoras del pensamiento; y un subjetivismo axiológico, que versa sobre el valor. a. Subjetivismo ontológico, de raíz idealista. Sin que se identifiquen el idealismo y el s., ya que hay formas de idealismo que no pueden considerarse como subjetivistas, es indudable que el llamado «principio de inmanencia» (v.), base de todo idealismo, y según el cual todo objeto de conocimiento se reduce a representación o idea, puede desembocar, y de hecho así ha sucedido, en una concepción subjetivista del conocer y de los seres reales, para la que lo real, en un ámbito mayor o menor, según los casos, se reduce a mera afección del sujeto cognoscente. De esta manera se ha producido una progresiva subjetivización de la realidad en el seno de la corriente idealista, de raíz empirista o racionalista, que más o menos a partir de Descartes desemboca en el mar del idealismo decimonónico (v. RACIONALISMO; IDEALISMO).







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